¿Educación analfanauta en el 2018?
En agosto del año 2013, el dúo español Antílopez publica una canción llamada Analfanauta, incluida, junto con otras diez pistas más, en el disco Por desamor al arte.
Cuando escuché esta canción por primera vez me encantó. Me atrajo la idea encerrada dentro del neologismo tan ingenioso que le da nombre al tema. Analfanauta intenta llevarnos a reflexionar sobre la tecnología y cómo esta afecta a la comunicación y a la interacción entre nosotros, los humanos. Analfanauta nos invita a una desconexión para volver a conectarnos con nosotros mismos y con quiénes nos rodean.
He buscado si los autores de la canción han tomado el neologismo de algún otro lado, pero no he hallado nada. También he emprendido una búsqueda para conocer si Félix y Miguel, integrantes de Antílopez, le han dado al término analfanauta alguna definición un poco más formal que la que se puede inferir de la canción. Como tampoco me he topado con nada, decidí aplicar mis incipientes conocimientos en lexicología para definir el neologismo.
Tratando de evitar rodeos etimológicos, podríamos definir analfanauta de la siguiente manera:
Analfanauta: adj. Que no saber usar Internet. U. t. c. s.
Esta elemental definición puede ser más o menos adecuada y, por ahora, nos bastará. Sin embargo, no quisiera que asociemos el analfanautismo solo con el uso de Internet o las redes sociales, sino que creo que es necesario pensar en un alcance mayor. Debemos pensar que los analfanautas no solo no saben usar Facebook o Twitter, sino que, y, sobre todo, se pierden del provecho que se les puede sacar a las tecnologías de la comunicación y la información (TIC).
Cuando pensaba en la educación y las TIC, esta canción de Antílopez se me vino a la mente y me hizo preguntarme: ¿Es posible seguir pensando en prácticas educativas analfanautas en el 2018? Es innegable que las prácticas tradicionales que se llevan a cabo en el aula son mucho más prolíficas que aquellas que se involucran con las TIC.
Debemos dejar de amoldar a los estudiantes a las prácticas educativas de los siglos pasados y amoldar las prácticas educativas a este siglo. No podemos seguir ignorando la realidad en la que las nuevas generaciones están inmersas.
No obstante, cambiar el paradigma de la enseñanza no es tarea sencilla. Tenemos que aprender a cómo enseñar con lo que este siglo nos ofrece. No basta con cambiar el papel por un PDF o la pizarra por un PowerPoint, no es suficiente dejar de usar enciclopedias impresas y pasar a usar la Wikipedia. No. El uso de las TIC no es la mera sustitución. Esto es solo el primer paso hacia algo mucho más sustancial: necesitamos lograr transformaciones y cambios funcionales en la enseñanza.
Tal como lo expresa el Dr. Ruben Puentedura en su modelo SAMR: Sustituir, Aumentar, Modificar, Redefinir.
Imagen extraída de: http://eduteka.icesi.edu.co/articulos/samr
Los futuros docentes estamos ante muchos desafíos. Las TIC nos invitan a desafiar a la tiza. Debemos procurar la capacitación constante y el deseo de crear nuevos recursos a través de los cuales los alumnos puedan acceder al conocimiento de manera eficaz.
Que las TIC te acompañen.
¡Muy interesante! Me gusta que hayas comenzado con una canción para dar pie a la temática. Espero leer otras entradas iguales de apasionantes
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